Valentín Reigia es el arquero de la Séptima división de Argentino Juniors y del Seleccionado argentino Sub 16 que se quedó con la UC Cup que se disputó en Chile. Su presente y futuro con la Selección: el Sudamericano 2026 y el Mundial de Qatar Sub 17.


El fútbol de la ciudad de Guernica volvió a sacar chapa a nivel mundial. Valentín Reigia, el pibe que hoy cuida los tres palos de la Séptima división de Argentinos Juniors, se transformó en el héroe de la Selección Argentina Sub 16 que se quedó con la UC Cup en tierras chilenas.

No fue solo "ir y ganar". Valentín se trajo en el bolso el trofeo de campeón y el premio individual al Mejor Arquero del Torneo, un reconocimiento que lo consagra como una de las realidades más tangibles del arco nacional en su categoría.

El camino del campeón

El equipo, conducido en esta gira por Facundo Quiroga, mostró un fútbol de alto vuelo en el torneo organizado por la Universidad Católica. Tras una fase de grupos impecable y una semifinal de infarto, donde eliminaron a Perú por penales, la gran final fue contra el anfitrión.


 

En un clima picante, la Albiceleste venció a Chile por 2 a 1. Reigia no solo fue clave en los 90 minutos, sino que su liderazgo y seguridad bajo el arco fueron la columna vertebral para que Argentina diera la vuelta olímpica en San Carlos de Apoquindo.

ADN de Guernica y proyección mundial

Lo de Valentín no es casualidad. El joven de Presidente Perón ya sabe lo que es el predio de Ezeiza, habiendo formado parte del proceso del último Mundial Sub 17.

Presente: Es titular indiscutido en las inferiores del "Bicho" de La Paternal.

Lo que viene: Este título es la rampa de lanzamiento perfecta para el Sudamericano 2026 que se jugará en abril.

El gran sueño: El objetivo final es el Mundial de Qatar Sub 17, donde Argentina busca recuperar el trono global.

Un embajador de barrio

Para los vecinos de Guernica, ver a un chico surgido de los clubes locales vestir la celeste y blanca es un motor de esperanza. Reigia es el ejemplo de que el esfuerzo paga y que la distancia entre el sur del Gran Buenos Aires y la élite del fútbol mundial se acorta con cada atajada.